En el caso de especies leñosas, las especies a cultivar se elegirán teniendo en cuenta el aumento de la temperatura, el desplazamiento de las épocas de lluvia y disminución de las heladas primaverales.
En las zonas donde el agua sea limitante tendrán que establecerse las secuencias que optimicen el uso del agua y utilizar el barbecho para mantener la estabilidad y sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
La extensificación y los riegos de apoyo son tecnologías en vías de desarrollo que tendrán que aplicarse en este nuevo entorno.
Es posible que sea necesario un nuevo diseño de control integrado de plagas y enfermedades al poder cambiar la presencia, intensidad y temporalidad de éstas.
En el sector forestal existen tres formas de fomentar la captación de carbono por los ecosistemas forestales: protección de las masas existentes, repoblación y gestión forestal sostenible; aunque tienen distintos horizontes temporales y, por tanto, diferentes efectos a corto, medio y largo plazo.
La disminución de la deforestación y la repoblación forestal representan los elementos clave para la compensación efectiva de las emisiones que puedan generarse en otros sectores de la actividad humana. En la medida en que la gestión forestal sostenible proporcione productos madereros, tanto de larga duración como otros que sustituyan a los combustibles fósiles -biomasa con fines eléctricos-, el beneficio en reducción neta de las emisiones puede ser hasta cuatro veces superior al almacenamiento permanente de carbono en el bosque.
Además se deberán adoptar otras medidas de limitación y reducción de emisiones como el fomento de la agricultura ecológica -laboreo de conservación, laboreo mínimo, utilización de fertilizantes orgánicos, reciclado de residuos-, conservación de paisajes, prevención de incendios, luchas contra la erosión, forestación de tierras agrícolas, utilización agrícola de compost de lodos de depuradoras o procedentes de residuos sólidos urbanos e incremento de la superficie dedicada a la biomasa con fines energéticos.