Nuestro modelo de producción y consumo está en el origen de los principales problemas ambientales que nos han llevado a la actual crisis ambiental
En primer lugar, se trata de un modelo basado, mayoritariamente, en el consumo de combustibles fósiles responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, haciendo del cambio climático el mayor reto al que se enfrenta la humanidad.
En segundo lugar, es responsable en gran medida de la contaminación ambiental.
En tercer lugar, este modelo necesita de enormes aportes de materias primas, intensificando cada vez más la explotación de recursos naturales y la pérdida de biodiversidad. Estos recursos son limitados y en muchos casos están próximos a agotarse.
Esta crisis sólo puede ser contrarrestada desde la sostenibilidad, a través de un cambio de modelo que transforme nuestra manera de producir y vivir. Esto pondrá el acento sobre las empresas, que se verán obligadas a adaptar sus procesos productivos para ajustarse no sólo a las nuevas exigencias legales en materia ambiental, sino también a la realidad actual de escasez de materias primas.
La prevención, el reciclaje y una mejor gestión de los residuos en general son sin duda cruciales para minimizar los flujos dentro y fuera de la economía. Sin embargo, cerrar el ciclo de materiales no es suficiente para evitar impactos en el medio ambiente, en la salud humana y en el bienestar. |
En este contexto, necesitamos facilitar una transición hacia una economía más sostenible, moviéndonos más allá de las políticas de gestión de residuos y centrándonos también en cuestiones como el diseño ecológico y la innovación.
La economía circular propone el cambio de modelo que necesitamos para vivir dentro de unos límites físicos y ambientales sostenibles: se esfuerza por reducir el flujo de nuevos recursos, especialmente los recursos no renovables, para usar, reutilizar y valorizar los recursos en la economía tanto como sea posible, y para minimizar la salida de emisiones y residuos.
En este marco, las actividades productivas afrontan un nuevo paradigma, que implica una transformación de los modelos de negocio con impacto en todo el ciclo de vida y, por tanto, con efectos no solo en el medio ambiente, sino también en sus diferentes aspectos productivos. Por ello, la integración de la sostenibilidad ambiental dentro de la gestión de la empresa va a ser un factor determinante en la propia continuidad de la actividad empresarial y en su ganancia o no de capacidad competitiva, tanto desde el punto de vista comercial como para la captación de recursos. Las empresas que antes y mejor se posicionen frente a la crisis ambiental no sólo estarán en mejores condiciones para afrontar los procesos y los cambios que se deban acometer, sino que también tendrán una posición de ventaja frente a sus competidores. En resumen, la ganancia de competitividad empresarial en los mercados globales va a depender en gran medida de que exista una interiorización de la importancia ambiental en las estrategias empresariales.
Intervención sindical y economía circular
La transición hacia la economía circular está adquiriendo una dimensión muy importante y trascendente para la viabilidad de muchas actividades productivas y de prestación de servicios y con ello de los miles de puestos de trabajo asociados a las mismas. Y esto tiene una clara traslación al trabajo sindical a desarrollar en este contexto.
Para ello, la participación sindical para promover y colaborar en la implementación de la economía circular en los centros de trabajo requerirá de conocimientos específicos en cuestiones ambientales de los representantes legales que intervengan en este ámbito y la meta a alcanzar debe ser la de la especialización en este terreno, con el impulso al reconocimiento de competencias y obligaciones para participar en este ámbito. Pero, sobre todo, las personas trabajadoras deben tomar consciencia de que su puesto de trabajo puede empeorar o incluso desaparecer en el medio y largo plazo, si no se acometen cambios importantes en las estrategias empresariales, sobre todo, en el ámbito medioambiental.
Solo así, los trabajadores y sus representantes legales en los centros de trabajo colaborarán con las empresas en la transición a un nuevo modelo productivo:
- Proponiendo y haciendo el seguimiento de inversiones y adaptaciones tecnológicas tendentes a la circularidad.
- Proponiendo la sustitución o eliminación de sustancias peligrosas que puedan dificultar o impedir el aprovechamiento posterior de un recurso.
- Proponiendo la incorporación de subproductos y materias primas secundarias en los procesos industriales.
- Impulsando las políticas de compras verdes en la empresa, priorizando la compra de bienes, productos, materias primas, etc. que incorporen criterios de ecodiseño y que hagan más accesible la reutilización, reparación y reciclaje de los productos y recursos.
- Interviniendo en las herramientas de gestión ambiental implantadas en las empresas, en particular en los sistemas de gestión, promoviendo el enfoque de la economía circular en el establecimiento de los objetivos ambientales del sistema, en la planificación de acciones para lograr estos objetivos y en el funcionamiento global del sistema.
- Haciendo propuestas para la adopción de medidas para la mejora de la eficiencia energética y para el ahorro energético, tanto en los procesos de fabricación como en el desarrollo de la actividad empresarial y para la adopción de medidas para la mejora de la gestión del agua.