En España, la gestión del agua es un factor de conflictos sociales, políticos y económicos. Es frecuente la aparición de tensiones generadas por una gestión inadecuada: inundaciones, abusos urbanísticos en el dominio publico hidráulico... En la actualidad, hay graves deficiencias y desequilibrios como consecuencia de un modelo de gestión insostenible, que debe ser cambiado cuanto antes.
España, además, es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Los expertos prevén menos precipitaciones, sequías más severas y prolongadas y una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremosDesde esta perspectiva, la gestión del agua tiene ante sí el desafío de modernizarse, de asumir los nuevos retos de ahorro, eficiencia, conservación del recurso y del uso de los instrumentos técnicos, económicos y sociales disponibles. Hace falta, pues, una nueva cultura del agua. La actuación de los trabajadores y de las organizaciones sindicales es fundamental para conseguirla.