El territorio español posee algunas características diferenciales básicas respecto a otros países de su entorno que implican importantes retos a la política de ordenación y planificación del territorio. Características tales como la difícil orografía, la fuerte concentración de población y actividades económicas en un reducido número de grandes ciudades del litoral o la irregular distribución de los recursos hídricos, por ejemplo. Además, el desarrollo económico de las últimas décadas ha conducido a un sistema urbano en el que muchas de las medidas para reducir el consumo de energía o limitar la emisión de gases contaminantes son caras o socialmente difíciles de aplicar.
Por ello el tratamiento preventivo debe ser el elemento prioritario en la selección de alternativas, mediante la adecuada valoración de las necesidades de infraestructuras, la definición de criterios de ordenación territorial, la evaluación precisa de los impactos y la previsión de las partidas presupuestarias necesarias para afrontar soluciones menos agresivas con el entorno, o mediante la financiación de los sobrecostes derivados de las medidas correctoras.
Los futuros planes urbanísticos y de ordenación del territorio deberán cambiar su tendencia actual para lograr una ocupación y distribución del espacio de los distintos usos (asentamientos humanos, actividades económicas, infraestructuras, etc.), que cuente entre sus objetivos impedir y prevenir la degradación de los recursos naturales. Se trata de aprovechar las condiciones climáticas de forma positiva, evitando las consecuencias negativas relacionadas con ubicaciones desacertadas: degradación de los suelos, deforestación, ubicación de plantas industriales, etc.
En todo caso, para la elaboración de la normativa sobre edificación resultará necesario el conocimiento del clima y de sus componentes.
En cuanto a los edificios, tendrán nuevas necesidades de habitabilidad, necesitarán instalaciones de climatización y ventilación, que a su vez repercutirán sobre el clima, y harán aumentar, por ejemplo, el efecto de isla de calor que aparece en verano en las ciudades y hace aumentar la concentración de CO2 en la atmósfera.
Dentro del espacio urbano, las zonas que pueden verse más directamente afectadas por los cambios climáticos son las llamadas zonas verdes. Los parques y jardines verán alteradas sus exigencias de conservación, será necesario el uso de otras especies vegetales y diferentes diseños, limitando las zonas con césped y dejando de cultivar árboles y plantas con alta necesidad de agua.
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