Hay que destacar la fortaleza de la industria turística cuya tendencia de futuro será previsiblemente creciente, por el aumento de la renta y del tiempo de ocio.
El turismo es una actividad con una gran resistencia a las crisis, los turistas pueden desplazarse de unas zonas a otras, pero el impacto más negativo y directo afectará a las empresas situadas en los destinos más vulnerables, con importantes consecuencias laborales, se perderán empleos en estas empresas y en todas aquellas relacionadas con ellas.
España recibirá menos turistas internacionales por lo que disminuirán los ingresos por turismo y supondrá una desestabilización económica en algunas zonas, por el progresivo cierre de establecimientos turísticos y no turísticos, se incrementará el desempleo.