El objetivo de los turistas internacionales, procedentes en su mayoría del norte de Europa, es encontrar zonas más calidas que en su país de residencia. Pero si las condiciones climáticas cambian, puede ocurrir que disminuyan los viajes de vacaciones de verano al Mediterráneo e islas, por ser las temperaturas demasiado altas, que aumenten los viajes domésticos en su país de origen, tendrán esas temperaturas más altas que buscan.
Es posible que se incrementen las visitas a las costas del norte de España, por la misma razón.
En cuanto a la demanda nacional es posible que se produzca una fragmentación de los viajes: se pasarán menos días en lugares con altas temperaturas, se incrementarán las visitas a las costas del norte y los desplazamientos hacia las zonas del interior, disminuirán los viajes a las zonas naturales porque se encontrarán más deterioradas, se producirá un acortamiento en la temporada de nieve y un posible incremento de viajes a países del norte de Europa, que serán más atractivos por haberse suavizado sus temperaturas.