El modelo de generación, transporte y consumo actual, absolutamente dependiente de los combustibles fósiles, es insostenible como consecuencia del cambio climático que supone. Según los estudios mas recientes, las consecuencias en el Estado español serán el aumento del número de «olas de calor», con temperaturas cada vez más extremas, y el aumento progresivo de la desertificación.
En la actualidad, el incremento de la demanda y consumo de energía y las dificultades que existen para satisfacer esta demanda con las fuentes de energía disponibles, están prefigurando un escenario de crisis energética global.
Además la insuficiencia de recursos propios de combustibles fósiles en nuestro país conlleva una gran dependencia energética de otros países y una gran vulnerabilidad de nuestro sistema energético.
Según sea su origen -térmica (carbón, gas-oil), nuclear o hidroeléctrica- la producción de energía eléctrica tiene otros importantes impactos ambientales:
- Los productos químicos que se emiten, principalmente en las centrales térmicas de carbón y derivados del petróleo, son transportados por el viento y depositados por las lluvias a miles de kilómetros de distancia de su origen, provocando «la lluvia ácida», causante del deterioro y la destrucción de bosques, lagos y otros ecosistemas.
- Las centrales nucleares producen residuos radiactivos de alta actividad (larga vida, alto poder radiactivo) que suponen una amenaza constante para el medio ambiente por la incapacidad actual para gestionarlos.
Si trabajas en una PYME, eres un profesional autónomo o trabajador de un colectivo desfavorecido y tu actividad incide en alguna medida sobre el medio ambiente, debes saber que las posibilidades de ahorro de energía para las PYME son muy elevadas. Según el informe «Situación del ahorro energético en las pymes españolas» del año 2005, realizado por las Cámaras de Comercio:
- Un uso adecuado de la energía en las pyme reduciría un 10% el consumo eléctrico de España
- Las pyme españolas pueden ahorrar el 20% de la energía que consumen, equivalente al 22% de la reducción de emisiones necesario para que España cumpla el Protocolo de Kioto (10.45 millones de toneladas de CO2).