En los sectores de la industria y los servicios, la iluminación corresponde a más del 5% del consumo de energía. En las oficinas y en el comercio la relación es aún mayor. Es necesaria una verificación de la eficiencia de la iluminación en las instalaciones ya que en casi todos los casos existe un potencial de optimización.
Para lograrlo hay que vigilar los siguientes puntos:
- Evitar el uso innecesario del alumbrado (iluminación demasiado fuerte).
- Utilizar luz natural siempre que sea posible, asegurando que no produzcan deslumbramientos en el trabajo.
- Uso de tecnología eficiente de baja demanda de electricidad para producir el mismo nivel de iluminación. Pueden sustituirse los tubos fluorescentes tradicionales por otros de alto rendimiento. Se obtiene un 10% más de flujo luminoso con menor consumo y mayor vida. Sustituir las bombillas incandescentes por lámparas de bajo consumo: para un mismo nivel de iluminación, ya que ahorran hasta un 80% de energía y duran ocho veces más.
- Utilizar detectores de presencia o temporizadores en servicios, despachos individuales, almacenes o pasillos, para que las luces se enciendan y apaguen automáticamente.
- Una limpieza de lámparas y luminarias programada dos veces al año, implica una reducción del 20% de la energía consumida.
- Utilizar fotocélulas o temporizadores en la iluminación exterior.
- En espacios grandes conviene sectorizar el alumbrado, de tal forma que sólo se enciendan aquellas luces cercanas al pulsador de la luz.
- Instalación con bajo costo de mantenimiento.
- Iluminación suficiente y uniforme que garantice total libertad a la hora de situar la maquinaria o bancos de trabajo.