Como ciudadanos igualmente tenemos una responsabilidad. El porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el conjunto de los sectores residencial, servicios y transporte es de aproximadamente el 60% del total.
Para disminuir el gasto de energía en la vivienda podemos optar por soluciones básicas como el cambio de bombillas incandescentes por otras de ahorro energético. En el caso de los electrodomésticos utilizar aquellos de clase A que son los que tienen mejor eficiencia energética.
Asegurarse de que los sistemas de acondicionamiento de las viviendas (aislamientos térmicos, ventanas de doble acristalamiento, toldos y parasoles, etc.) son suficientemente buenos para evitar pérdidas de calor en invierno y de frío en verano.
Siempre que sea posible, utilizar las energías renovables disponibles, energía solar para calentar el agua de las duchas y grifos, y la calefacción. Pueden utilizarse calderas de biomasa que completan el calentamiento del agua o la calefacción cuando no haya suficiente energía solar.
Si se pueden utilizar sistemas de arquitectura bioclimática en el diseño de la casa, se producirá un ahorro de combustible en el proceso de calentamiento y refrigeración desde el principio.
Se debe pensar en modos más eficientes de desplazarnos por motivo de ocio o vacaciones utilizando el transporte público o colectivo, y si no existe otra posibilidad utilizar el automóvil privado de una manera más eficiente y con biocombustibles, que tienen un balance neutro en CO2 por lo que absorben la misma cantidad de este gas que producen.