¿Cómo detectar el problema?

El problema es que el hecho de que los trabajadores pierdan tiempo en desplazamientos, sufran de estrés por el cansancio, contaminen con el humo de los coches y tengan riesgo de sufrir accidentes, no se ve como un PROBLEMA. Conseguir que se perciba como tal es un reto para la acción sindical. Algunas consecuencias directas se perciben pero se hacen más patentes cuando se produce un traslado del centro de trabajo, generalmente a una zona más alejada de la residencia de los trabajadores.

Los desplazamientos al trabajo generan numerosas consecuencias negativas de carácter socioambiental que complican el funcionamiento de las ciudades, la calidad de vida en general y las condiciones laborales de los propios trabajadores. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones es difícil que se perciba este hecho como un problema. A pesar que son muchas las personas que diariamente dedican su tiempo a sufrir atascos, accidentes, contaminación, ruido, estrés, o a perder tiempo de sueño en los viajes entre el domicilio y la empresa, son incapaces de poner este asunto entre los principales problemas que afectan a la sociedad.

Cada uno de los efectos negativos se asume como algo que irremediablemente no se puede cambiar. Cada día fallece al menos un trabajador en su desplazamiento de casa al trabajo, cada día se pierden miles de horas en los atascos, cada día los tubos de escape de los coches que nos llevan al trabajo emiten parte del CO2 que modifica el clima del planeta, y gases que contaminan el aire de nuestras ciudades, cada día ponemos un granito de arena caminando unos metros menos y convirtiéndonos en seres sedentarios con mayores probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.

Conseguir que los trabajadores relacionen el modo de acceder al trabajo con el estado de la salud y la calidad ambiental es un reto de la acción sindical en los centros de trabajo; para ello será necesario desarrollar campañas de sensibilización en las empresas.

En el caso de los centros de trabajo ya existentes, los trabajadores perciben más fácilmente el problema en el caso de que existan graves problemas de congestión circulatoria en la zona en que se ubica la empresa; normalmente los atascos repetidos y prolongados tienen un reflejo claro en el cumplimiento de los horarios de trabajo. En este caso es el propio empresariado el que suele reaccionar, intentando implantar alguna medida que resuelva el problema.

Lo mismo ocurre cuando existe falta de aparcamiento, situación que se da fundamentalmente en aquellos centros de trabajo situados en áreas centrales ya consolidadas donde el estacionamiento de los vehículos de la plantilla puede representar un gasto significativo. La siniestralidad in itínere, a pesar de la repetición de estos desagradables acontecimientos, es también un factor visible que puede hacer a los trabajadores replantearse la forma de desplazamiento hasta la empresa.

Pero sin duda son los traslados de centros de trabajo, la situación más clara en la que el conjunto de la plantilla es consciente de los problemas que acarrea la movilidad por motivo de trabajo. Es este un momento enormemente oportuno para la puesta en marcha de un Plan de Movilidad.

En la última década han sido frecuentes los traslados de centros de trabajo; la motivación de estos cambios de ubicación es diversa, puede tratarse de nuevas necesidades de los procesos productivos que requieren una mayor concentración del personal, pero también, y ésta es la más frecuente, debido a la reclasificación del suelo industrial a residencial, que genera importantes plusvalías en su venta, lo que da lugar al posterior abandono de los espacios tradicionales por terrenos alejados.

Sea por unas razones o por otras, las consecuencias para los trabajadores casi siempre son similares: se produce un distanciamiento respecto a la zona residencial, con el consiguiente incremento del tiempo de transporte y del aumento del coste de desplazamiento.

De esta forma se desorganizan las relaciones anteriores residencia-trabajo y se crean nuevos problemas a veces con difícil solución. Normalmente la plantilla adquiere la vivienda (actualmente casi siempre en propiedad y en base a créditos hipotecarios) cerca de la empresa, cambiar a un nuevo domicilio, más cercano al nuevo emplazamiento laboral, resulta enormemente complicado por no decir imposible.

En todos estos casos de cambio de ubicación de los centros de trabajo es necesario que los trabajadores estén presentes desde los primeros momentos en que la dirección decide modificar la ubicación de la empresa; comenzará a partir de ese momento un proceso de dura negociación en el que será oportuno redactar un Plan de Movilidad al centro de trabajo que incluya todos los criterios de movilidad sostenible y segura.