Las políticas de transferencia modal desde los modos de mayor impacto socioambiental a los más benignos están basadas en estrategias que combinan restricciones a unos modos y apoyo a otros.
Las medidas de calmado de tráfico han demostrado ser enormemente eficaces actuando sobre la reducción de la velocidad y la presencia de vehículos.
Hay que racionalizar el uso del automóvil a través de restricciones en las velocidades urbanas máximas permitidas, no superando los 15 o 30 km/h. Conviene solicitar a los ayuntamientos la aplicación de este tipo de actuaciones al tiempo que una regulación de los estacionamientos.
En cualquier caso, siempre este tipo de medidas restrictivas deben ir acompañadas de otras favorecedoras de otros medios y alternativas viables de transporte para los trabajadores.