El plan requiere una implicación directa de los agentes afectados directamente por la movilidad, ya que son las pautas de movilidad de las personas que diariamente acuden al polígono industrial o empresarial las que deben modificarse, y no se conseguirá el objetivo si la decisión no es consultada. La mejor fórmula es que los trabajadores y las direcciones de las diferentes empresas ubicadas en el espacio productivo participen desde el principio en la elaboración, desarrollo e implantación del plan. Para ello se convocará a directivos y trabajadores a través de los comités de empresa y los sindicatos.
Además, en esta fase se asignarán las responsabilidades, creando algunos mecanismos organizativos que permitan impulsar las primeras etapas del proceso con el suficiente nivel de rigor y conocimiento. Para ello se puede plantear:
- Grupos de trabajo específicos (ciclistas, peatones, coche compartido, usuarios del transporte público, etc.).
- La figura del coordinador de movilidad de cada empresa, que será el principal responsable de la gestión y organización del plan en la compañía.
Es el momento de tomar decisiones en relación con el asesoramiento del plan, ya que en el caso de polígonos industriales la escala exige un volumen de trabajo que puede aconsejar la contratación de una empresa consultora externa especializada en temas de transporte.