La ordenación de los usos del suelo juega un papel fundamental en la mejora de la accesibilidad a los polígonos industriales y empresariales; políticas urbanísticas sostenibles y bien coordinadas generan mejoras sustanciales en el funcionamiento futuro del transporte público, pudiendo modificar cambios en el comportamiento modal de los trabajadores a medio plazo.
En la elaboración de los planes urbanísticos, los sindicatos deberían plantear las siguientes actuaciones:
Inserción de las zonas de actividad productiva en el tejido urbano consolidado
Los polígonos industriales y empresariales deberán tener una continuidad con el tejido urbano existente. Los itinerarios peatonales y ciclistas se deberían prolongar hasta el centro de la población más cercana, al igual que las redes de transporte público local.
En el caso de nuevos desarrollos de suelo empresarial, hay que tener en cuenta que muchas industrias han disminuido considerablemente sus emisiones atmosféricas o bien se trata de empresas del sector terciario y, por tanto, pueden mezclarse con los espacios residenciales, y de esta forma reducir los viajes a media distancia, acercando los domicilios y el empleo.
Actividades con densidad adecuada
Los transportes sostenibles requieren de densidades adecuadas. Caminar, pedalear o cubrir un espacio con transporte público requiere la presencia de un volumen importante de viajeros. Los trayectos sin edificaciones, semejantes, a los que existen en el entorno de los polígonos industriales o empresariales disuaden la marcha a pie, resultan solitarios e inseguros. En los nuevos desarrollos con actividades productivas alejadas y escasamente densos, el transporte público no es un medio eficaz por la ausencia de demanda suficiente y la falta de rentabilidad económica. Al mismo tiempo las viviendas, es decir, el tejido residencial también se ha dispersado en el territorio, lo que empeora las posibilidades de accesibilidad en transporte colectivo.
Densidades de empresas por debajo de 30 empleos/ha generan un gran consumo de gasolina, al depender del vehículo privado; al menos se requieren densidades de 100 empleos/ha para poder soportar un servicio de autobuses y de 240 empleos/ha para un servicio de tranvía.