A continuación se presenta un esquema de cómo pueden plantearse la intervención los delegados/as de prevención de riesgos laborales:
Paso 1: Definir el problema
Para abordar un problema de salud laboral de un modo sistemático lo primero es definir el problema: de qué se trata y cuales son las circunstancias que lo rodean
Paso 2: Hablar con las personas afectadas
Los propios trabajadores y trabajadoras conocen el problema y tienen el derecho a hablar en primera persona sobre lo que les ocurre y a asegurarse que sus puntos de vista se tienen en cuenta.
Paso 3: Recopilar información
Los derechos de información están para usarlos. Debemos exigir la información necesaria a la empresa para hacernos una idea de las dimensiones del problema. También debemos recopilar informaciones técnicas o legales o solicitar asesoramiento externo a la empresa.
Paso 4: Inspeccionar el lugar de trabajo
La visita al lugar de trabajo nos permite comprobar sobre el terreno las condiciones concretas en que se genera el riesgo.
Paso 5: Implicar a trabajadores y trabajadoras
Hay que buscar las formas de participación adecuadas en cada momento. Informando a los trabajadores y trabajadoras de todo lo averiguado y consiguiendo que se interesen por el problema y que aprueben las propuestas de solución.
Paso 6: Proponer soluciones
Además de denunciar y reclamar debemos también ser capaces de proponer. Si con toda la información obtenida aún no estamos en condiciones de proponer medidas para solucionar el problema, deberemos buscar un asesoramiento adecuado.
Paso 7: Negociar
La prevención siempre acaba siendo objeto de negociación y será resultado del compromiso alcanzado. Por ello es conveniente prepararla bien con buenos argumentos y el mayor apoyo documental posible. A veces ante una negociación bloqueada hay que utilizar mecanismos de presión y denuncia para alcanzar los objetivos de la negociación.
Paso 8: Dar seguimiento
Tan importante es plantear los problemas, proponer mejoras y llegar a acuerdos sobre medidas, como asegurarse que se ponen en práctica y dan resultados positivos. Hay que vigilar los plazos, comprobar la aplicación de las medidas y controlar su eficacia.