En los primeros 10 meses del año se han registrado cerca de 490.000 accidentes con baja, un incremento del 5,5%

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La escalada en el número de accidentes de trabajo no cesa. Los datos del avance de estadísticas correspondientes al periodo enero-octubre de 2017 publicados en la web del Ministerio de Empleo y Seguridad Social vuelven a mostrar el fuerte y generalizado aumento de la siniestralidad laboral en España. En los primeros 10 meses del año se han notificado cerca de 490.000 accidentes con baja, 25.000 más que en el mismo periodo de 2016, lo que supone un incremento del 5,5%.

El número de accidentes en jornada de trabajo se incrementan en ambos sexos (6,7% en hombres y 2,4% en mujeres), de manera más intensa en el caso de los graves (7,1%) y teniendo en cuenta sus índices de incidencia, que muestran la siniestralidad relativa expresada en número de accidentes por cada 100.000 trabajadores, el incremento alcanza el 1,4%. La siniestralidad in itinere también repunta un 5,9%. Los accidente mortales en este periodo se elevan a 524, 15 más que en 2016, un 2,9%, aunque lo hacen de manera más acusada en jornada de trabajo (5,8%).

Si tenemos en cuenta la evolución por sectores también se observa un incremento de los índices de incidencia en buena parte de ellos, destacando el agrario (6%), las actividades administrativas y servicios auxiliares (5,9%) y, por encima de todos la construcción con un 6% y un escalofriante 33,5% en el caso de los mortales.

“En España estamos sufriendo un severo retroceso en los niveles de protección de la clase trabajadora” ha afirmado Pedro J. Linares, secretario de salud laboral de CCOO. “La falta de inversión en prevención en las empresas, el recorte de políticas públicas activas, las reformas laborales y la apuesta por políticas de austeridad como salida a la crisis han causado un deterioro profundo del sistema preventivo español del que el incremento de la siniestralidad laboral no es más que consecuencia más visible”.

“Hay que dejar de considerar el incremento de los daños producidos por el trabajo, ya sean accidentes o enfermedades, como un efecto inevitable del repunte de la actividad económica. En nuestro país durante la primera década del siglo hemos disfrutado de un largo periodo en el que convivían el crecimiento económico y el descenso generalizado e intenso de la siniestralidad. Pero para lograr ese objetivo es imprescindible revertir el modelo de relaciones laborales dominado por la precariedad que se está imponiendo y que es el auténtico responsable de la sangría que estamos viviendo. Si no es así, estamos condenados a recuperar los niveles de siniestralidad de hace más de una década, lo que también supondría un lastre para la economía de nuestro país” ha añadido Linares.