Una vez superado el obstáculo de la falta de reconocimiento de los riesgos psicosociales, se ha de resolver la cuestión del método de evaluación. El método debe reunir unos requisitos mínimos científicos y operativos siendo fundamental que sea participativo, y que cumpla los requerimientos jurídicos establecidos para cualquier método de evaluación de riesgos.
El método debe reunir requisitos científicos y operativos. No vale un listado o simple cuestionario inventado por no se sabe quién, que valora la exposición no se sabe cómo, que identifica aspectos sobre los que no hay evidencia suficiente de que tengan relación con la salud laboral, que no permite identificar los riesgos por puesto de trabajo, que no permite su utilización para todos los trabajadores y trabajadoras de una empresa.
La evaluación debe realizarse con una finalidad preventiva: debe tener como objetivo proporcionar un mejor conocimiento para poder controlar los riesgos en origen de forma eficaz.
La participación es una necesidad metodológica: los trabajadores/as y sus representantes en la empresa tienen conocimientos, derivados de la experiencia, que no son sustituibles y que son complementarios a los de los técnicos. Además es un imperativo legal: lo dice la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Y es un requerimiento operativo, ya que es necesaria la implicación activa de los trabajadores si se pretende una prevención eficaz.
Nuestra opción es la utilización del método CoPsoQ-istas21. Si la empresa te plantea otro método, puedes consultar la Guía del Delegado/a de Prevención por la intervención sindical, organización del trabajo, salud y riesgos psicosociales.
Requisitos científicos y operativos que debe tener un método de evaluación
Los requisitos científicos y operativos que debe reunir un método de evaluación de riesgos psicosociales son:
Tener una base conceptual fundamentada en el conocimiento científico del ámbito de la salud laboral.
La «base conceptual» es la que determina los contenidos del método, es decir qué mide y qué no mide el método. Hay que comprobar que la identificación se centra en los cuatro grandes grupos de riesgos psicosociales para los que tenemos evidencias suficientes de su relación con la salud: exigencias; influencia y posibilidades de desarrollo; apoyo social y calidad de liderazgo y compensaciones.
Ser participativo.
Evaluar los riesgos psicosociales es evaluar el «cómo» se trabaja o, dicho de otro modo, las características de la organización del trabajo. Por ello los métodos de evaluación de riegos psicosociales deben basarse en la experiencia de los trabajadores y trabajadoras.
Para permitir la participación de los protagonistas en la obtención de datos se suele usar la técnica del cuestionario anónimo ya que se trata de una herramienta estandarizada que permite recabar información de un grupo amplio de sujetos.
Pero, la participación de los protagonistas no puede limitarse sólo a la obtención de datos. La interpretación de los datos así como la propuesta de medidas preventivas deben realizarse también a través de procesos altamente participativos.
Estar validado y ser fiable.
Validado quiere decir que se ha comprobado que la técnica utilizada mide efectivamente lo que dice medir. Fiable quiere decir que se ha comprobado que todas las preguntas de la técnica utilizada son relevantes y que las medidas son repetibles.
Ser operativo.
Ser aplicable a la empresa con el objetivo de cumplir con la finalidad preventiva, y para ello el método ha de:
a) Permitir identificar riesgos al menor nivel de complejidad posible, así al dividir los problemas, los hacemos más abordables y resulta más fácil buscar alternativas.
b) Cubrir el mayor espectro posible de diversidad de exposiciones. Ello permite usar el mismo instrumento para todos los puestos lo que posibilita comparar, priorizar y poder ser equitativos.
c) Preguntar y presentar los resultados de la evaluación por diferentes unidades de análisis, por ejemplo, por distintas condiciones de trabajo (puesto de trabajo, antigüedad, tipo de contrato, jornada…) o características socio demográficas (sexo y edad). Ello permite hacer emerger las desigualdades y localizar la exposición lo que posibilita diseñar medidas preventivas más adecuadas.
Ser jurídicamente apropiado (ver apartado Aproximación al marco normativo).
Para saber más: