En 2007, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer clasificó el trabajo a turnos que implica alteración de los ritmos circadianos como un probable cancerígeno para humanos (grupo 2A). Recientemente, el Scandinavian Journal Work Environmental Health en su número 38(4) ha publicado un informe de consenso basado en la revisión bibliográfica y una estrategia de discusión entre expertos, que propone diversas medidas preventivas, como seleccionar determinados tipos de turnos que limiten la alteración circadiana, modificar la intensidad de la luz, consejo médico, limitar el número de años de trabajo a turnos, por ejemplo. Concluyen que es necesario seguir investigando sobre la eficacia de estas medidas preventivas.