El amianto es uno de los cancerígenos más potentes que se conocen. El cáncer de pulmón en trabajadores expuestos llega a ser hasta 7 veces más frecuente que en la población general y hasta 12 veces en el caso de que los trabajadores que sean además fumadores.
Otro tipo de cáncer, el mesotelioma pleural, se debe a la exposición laboral al amianto en un 75 %.
Estudios más recientes estiman que en los próximos 35 años morirán en Europa occidental unas 250.000 personas por cánceres producidos por la exposición al amianto. Según estos estudios, es España se producirán unas 500 muertes por mesotelioma y 1000 por cáncer de pulmón cada año, que sumarán unas 50.000 en los 35 años que van de 1995 a 2030.
También existe un riesgo para los familiares de los trabajadores. Se han descrito casos de cáncer en mujeres por contacto con el amianto de la ropa de trabajo del marido.
La dispersión de amianto en el ambiente supone, además, un grave riesgo para la salud de toda la población.
¿Qué es y dónde se encuentra el amianto?
El amianto, también llamado asbesto (para lo cual utilizaremos ambos nombres indistintamente), es el nombre usado para designar un grupo de minerales naturales metamórficos fibrosos.
Existen tres tipos principales de asbestos:
- crocidolita o asbesto azul
- amosita o asbesto marrón
- crisotilo o asbesto blanco
Todos los tipos de amianto son peligrosos.
Los minerales de asbesto tienen fibras largas y resistentes que se pueden separar y son suficientemente flexibles como para ser entrelazadas y también resisten altas temperaturas. Debido a estas características, el asbesto se ha usado para una gran variedad de productos manufacturados, principalmente en materiales de construcción (tejas para techado, baldosas y azulejos, productos de papel y productos de cemento con asbesto), productos de fricción (embrague de automóviles, frenos, componentes de la transmisión), materias textiles termoresistentes, envases, empaquetaduras y revestimientos.
Algunos productos pueden contener un solo tipo de asbestos o una mezcla de varios tipos.
¿Cuál es el riesgo?
El amianto está hecho de fibras finas. Estas fibras se pueden descomponer en fibras mucho más pequeñas y más finas. Las fibras más pequeñas no se pueden detectar a simple vista pero pueden ser inhaladas.
Las fibras de amianto son peligrosas sólo si se transportan en el aire y son respiradas, pero todos los tipos de fibras de amianto son potencialmente peligrosas si se inhalan.
El asbesto afecta principalmente a los pulmones y a la membrana que envuelve a los pulmones, la pleura. Respirar altos niveles de fibras de asbesto por largo tiempo o tener exposición corta a altos niveles de asbesto, pueden producir lesiones que parecen cicatrices en el pulmón y en la pleura. Esta enfermedad se llama asbestosis y ocurre comúnmente en trabajadores expuestos al asbesto, pero no en el público en general. La gente con asbestosis tiene dificultad para respirar, a menudo tiene tos, y en casos graves sufre dilatación del corazón. La asbestosis es una enfermedad grave que eventualmente puede producir incapacidad y la muerte.
Respirar niveles de asbesto más bajos puede producir alteraciones en la pleura, llamadas placas. Las placas pleurales pueden ocurrir en trabajadores y ocasionalmente en gente que vive en áreas con altos niveles ambientales de asbesto. Los efectos de las placas pleurales sobre la respiración generalmente no son serios, pero la exposición a niveles más altos puede producir un engrosamiento de la pleura que puede restringir la respiración.
Se sabe que respirar asbesto puede aumentar el riesgo de cáncer en seres humanos. Hay dos tipos principales de cáncer producidos por exposición al asbesto: cáncer de pulmón y mesotelioma. El mesotelioma es un cáncer de la pleura o del tejido que envuelve la cavidad abdominal (el peritoneo). El cáncer producido por el asbesto no aparece inmediatamente, sino que se manifiesta después de varios años (su desarrollo puede tardar en manifestarse desde 15 a 60 años). Los estudios en trabajadores sugieren también que respirar asbesto puede aumentar las posibilidades de contraer cáncer en otras partes del cuerpo (estómago, intestino, esófago, páncreas y los riñones), aunque esto es más incierto. No existe cura para ninguna de las enfermedades producidas por amianto.
¿Quién está en riesgo?
Los trabajadores que realizan trabajos de demolición de construcciones donde exista amianto o materiales que lo contengan; trabajos de desmantelamiento de elementos, maquinaria o utillaje donde exista amianto, operaciones destinadas a la retirada de amianto, o de materiales que lo contengan, de equipos, unidades (tales como barcos, vehículos, trenes), instalaciones, estructuras o edificios, mantenimiento y reparación de materiales con amianto; trabajos que impliquen riesgo de desprendimiento de fibras de amianto, transporte, tratamiento y destrucción de residuos que lo contengan y en general, todas actividades u operaciones en las que se manipulen materiales que contengan amianto y que exista un riesgo de liberación de fibras al ambiente de trabajo.
El público y los vecinos donde se realicen obras públicas o civiles, fábricas y desguaces donde se manipule amianto también pueden estar expuestos a fibras de amianto.
Familiares de trabajadores expuestos que llevan ropa de trabajo contaminada a casa o fibras de amianto en el pelo u otras partes del cuerpo.
Clasificación
Según el Artículo 2 del R.D396/2006, el término amianto designa a los silicatos fibrosos siguientes, de acuerdo con la identificación admitida internacionalmente del registro de sustancias químicas del Chemical Abstract Service (CAS):
a. Actinolita amianto, n.º 77536-66-4 del CAS,
b. Grunerita amianto (amosita), n.º 12172-73-5 del CAS,
c. Antofilita amianto, n.º 77536-67-5 del CAS,
d. Crisotilo, n.º 12001-29-5 del CAS,
e. Crocidolita, n.º 12001-28-4 del CAS, y
f. Tremolita amianto, n.º 77536-68-6 del CAS.
Evaluación y control del ambiente de trabajo
Es obligación del empresario el incluir, dentro de la evaluación de riesgos, la medición de la concentración de fibras de amianto en el aire del lugar de trabajo y su comparación con el valor límite establecido en el R.D 396/2006, de manera que se determine la naturaleza y el grado de exposición de los trabajadores.
Si la evaluación inicial requiere una modificación de los procedimientos empleados, se realizará una nueva evaluación tras haber adaptado las modificaciones e implantar el nuevo procedimiento.
Realización periódica de las evaluaciones.
La periodicidad de las evaluaciones de riesgos y controles de las condiciones de trabajo se determinará teniendo en cuenta, al menos, la información recibida de los trabajadores, y atendiendo especialmente a los factores que puedan originar un incremento de las exposiciones respecto a las inicialmente evaluadas.
Vigilancia de la salud
La vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos al amianto será obligatoria tanto al inicio de la actividad con riesgo de exposición al amianto, para determina la aptitud para ese trabajo, como de forma periódica para todo trabajador que esté o haya estado expuesto al amianto, según establece el RD 396/2006, art. 16. Los exámenes médicos, por otra parte, se regirán por lo establecido en el Protocolo de vigilancia sanitaria específica del amianto del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Estos reconocimientos médico preventivos se continuarán después del cese del trabajo en la empresa, por jubilación u otra causa, a cargo del Sistema Nacional de Salud, a través del Programa Integral Vigilancia de la Salud de los Trabajadores que han estado expuestos a Amianto y cuya ejecución corresponde a las Autoridades Sanitarias
Medidas técnicas generales de prevención
En las actividades anteriormente descritas, la exposición de los trabajadores a fibras procedentes del amianto o de materiales que lo contengan en el lugar de trabajo debe quedar reducida al mínimo y, en cualquier caso, por debajo del valor límite ambiental de exposición diaria (VLA-ED de 0,1 fibras por centímetro cúbico medidas como una media ponderada en el tiempo para un período de ocho horas) mediante la aplicación de las siguientes medidas:
a. Los procedimientos de trabajo deberán concebirse de tal forma que no produzcan fibras de amianto o, si ello resultara imposible, que no haya dispersión de fibras de amianto en el aire. Podemos establecer:
- Plan de trabajo por operación Para trabajos programables y de duración variable especialmente en demoliciones, retirada de amianto o de materiales que lo contengan en edificios, estructuras, aparatos e instalaciones y desguace de navíos.
- Plan de trabajo de carácter general Se podrá sustituir la presentación de un plan de trabajo por cada operación por un plan de trabajo de carácter general, para operaciones de corta duración con presentación irregular o no programables con antelación, particularmente en los casos de mantenimiento y reparación.
b. Las fibras de amianto producidas se eliminarán, en las proximidades del foco emisor, preferentemente mediante su captación por sistemas de extracción, en condiciones que no supongan un riesgo para la salud pública y el medio ambiente.
c. Todos los locales y equipos utilizados deberán estar en condiciones de poderse limpiar y mantener eficazmente y con regularidad.
d. El amianto o los materiales de los que se desprendan fibras de amianto o que contengan amianto deberán ser almacenados y transportados en embalajes cerrados apropiados y con etiquetas reglamentarias que indiquen que contienen amianto.
e. Los residuos, excepto en las actividades de minería que se regirán por lo dispuesto en su normativa específica, deberán agruparse y transportarse fuera del lugar de trabajo lo antes posible en embalajes cerrados apropiados y con etiquetas que indiquen que contienen amianto. Posteriormente, esos desechos deberán ser tratados con arreglo a la normativa aplicable sobre residuos peligrosos.
Más información
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