Las radiaciones son energía que se propaga en forma de ondas electromagnéticas. Algunas se producen de forma natural, como la radiación solar, y otras se producen artificialmente. Desde el punto de vista de los efectos sobre la salud hay que distinguir entre radiaciones ionizantes y no ionizantes.
Radiaciones ionizantes
Los efectos de cada tipo de radiación ionizante sobre los procesos biológicos normales, son distintos porque los iones actúan de manera diferente respecto a los tejidos vivos. Pero el contacto con cualquiera de los tipos habituales de radiación ionizante (alfa, beta, gamma, rayos X y neutrones) puede tener repercusiones sobre la salud.
Radiaciones no ionizantes
En cambio, las radiaciones no ionizantes (radiaciones de baja frecuenciasy longitudes de onda largas) generan efectos más dificiles de percibir, aunque también generan daños a la salud. Estas radiaciones resultan más toleradas socialmente y, aunque existe una normativa clara para la prevención, es más dificil hacer cumplir.
Un caso particular son las radiaciones electromagnéticas de baja frecuencia, que constituyen un riesgo ampliamente extendido, tanto en los ambientes de trabajo como en la vida cotidiana, hasta tal punto que ya se habla de la «polución electromagnética». Se trata de un riesgo poco conocido (algunos de sus efectos están todavía en discusión) y menos aún socialmente reconocido.
Las radiaciones no ionizantes reciben nombres distintos según cuál sea su frecuencia: rayos infrarrojos, ultravioleta, microondas, etc. Cada una de estas radiaciones tiene unas características peculiares que hacen que cuando entran en contacto con el cuerpo humano los efectos de cada una de ellas sean bastante distintos. Esas diferencias de comportamiento son consecuencia de la distinta frecuencia (es decir, energía) asociada a cada radiación.
Campos eléctricos y campos magnéticos
Las fuentes habituales en el entorno laboral de campos electromagnéticos son las telecomunicaciones, las antenas de radiodifusión y los hornos de microondas. En el entorno cotidiano, y laboral, las fuentes más comunes de campos eléctricos y magnéticos de baja frecuencia son las redes de distribución eléctrica y los aparatos eléctricos
Al contrario que los campos eléctricos, los campos magnéticos sólo aparecen cuando se pone en marcha un aparato eléctrico y fluye la corriente. Cuanto mayor sea la intensidad de la corriente, mayor será la intensidad del campo magnético.
Al igual que los campos eléctricos, los campos magnéticos son más intensos en los puntos cercanos a su origen y su intensidad disminuye rápidamente conforme aumenta la distancia desde la fuente. Los materiales comunes, como las paredes de los edificios, no bloquean los campos magnéticos.
La evaluación de riesgos de las radiaciones no ionizantes debe considerar tanto la componentes eléctrica y magnética. La proporción relativa de ambas componentes puede ser muy distinta según cuáles sean las características concretas de la exposición considerada, y así variarán también los efectos sobre la salud.