Salud y seguridad alimentaria

Nuestros cuerpos son finos sensores de la calidad ambiental y de su deterioro. Aunque la atención del público, en estos últimos años, se ha focalizado mucho en los nuevos riegos sanitarios relacionados con la alimentación --desde las "vacas locas" a los "pollos a la dioxina", pasando por el complejo ámbito de los alimentos transgénicos--, no podemos perder de vista los problemas de fondo.

 

Hay problemas de fondo. El sector agroalimentario –junto con el energético—son los dos sectores económicos más directamente ligados a los ecosistemas y a las modificaciones introducidas en éstos por la actividad humana. Nuestros agrosistemas industriales producen graves y crecientes impactos ecológicos, entre los cuales cabe contar: desforestación, desertificación de extensos territorios, destrucción del suelo fértil, alteración del ciclo global del nitrógeno, difusión de tóxicos biocidas en el ambiente, sobreexplotación y contaminación de los acuíferos, sobreexplotación de aguas superficiales (sin respetar un mínimo caudal ecológico de los ríos), despilfarro de agua (captada a menudo con gran impacto ambiental), eutrofización de lagos y mares, enorme despilfarro de energía, pérdida de biodiversidad...

En ISTAS somos conscientes de que no será posible reorientar nuestras sociedades hacia el desarrollo sostenible sin cambios muy profundos en el sector agropecuario y agroalimentario: no tememos hablar de un cambio de modelo. La agroecología -que sabe cómo crear agroecosistemas equilibrados, que produzcan lo suficiente sin dañar las fuentes de la fertilidad de la tierra-- debe proporcionar la orientación teórica para este cambio.